miércoles, 18 de mayo de 2016

La fortaleza del tuareg, la búsqueda permanente de nuevos oasis empresariales


El desierto es enorme y la desertización avanza implacablemente. La arena va comiendo el terreno a la vegetación que se va extinguiendo lentamente. No hay agua por ningún sitio. No hay que moverse porque se consumen las pocas reservas que se tienen y además el movimiento es estéril y no conduce a ningún sitio. Así que mejor juntarnos todos, y esperar a que pase algo que nos saque de aquí.

Los Tuareg son un pueblo nómada que ha poblado el Sáhara y el Sahel y por el lugar donde viven tienen dos opciones:

1- Quedarse tumbados en sus tiendas de campaña, compadeciéndose, no queriendo asumir los riesgos de buscar nuevos horizontes y rodeado de gente que piensan de la misma manera. Al menos juntos, la resignación es más llevadera, así que se pasan los días sin hacer nada, esperando no se sabe qué solución y justificando que todos están igual de mal, lo que sirve de consuelo y freno para la acción.

2-Buscar un nuevo oasis, montarse en su camello, desmontar la tienda de campaña y salir con lo justo a descubrir un nuevo oasis en el que poder vivir. Esta es la actitud ganadora, que he visto en muchos procesos de REINVENCIÓN personal.


La resignación, es la emoción del esclavo que atado al banco de madera en el que tiene que remar, se resigna con su futuro y lo peor es que se “acostumbre” a vivir con él , los esclavos resignados, no sienten la necesidad de la “fuga”, más vale lo malo conocido que lo bueno por conocer.
La resignación lista las posibilidades y construye presentes tristes, y sin futuro y cuando se alía con el RESENTIMIENTO, las dos emociones juntas, crean el caldo de cultivo ideal para NO HACER  NADA, las dos emociones justifican pero NO SOLUCIONAN nada.

La resignación  es el peor enemigo en la mayoría de las circunstancias. Decidir quedarse sentado y esperar es una salida que lleva al mismo sitio en el que se está o sea en la mayoría de las veces a ninguna parte.

Con relativa frecuencia en nuestras sesiones de Coaching de carrera estas emociones afloran  sobretodo a la hora de diseñar el plan de acción.
La persona intenta en primer lugar encontrar excusas para no hacer. Muchos dicen “ya intenté esto en su día y no funcionó, entonces esta vez tampoco va a funcionar”. “La mala suerte siempre me ha perseguido, sin embargo hay otras personas con menos conocimientos y experiencia que tienen suerte y les sale todo bien…” “No vale la pena luchar, no tiene sentido”.

Es una opción lícita, en nuestra experiencia hemos llegado a la conclusión de que es muy difícil superar el Síndrome Del Tuareg,  el desierto sigue avanzando lentamente, cada vez hay menos agua, y nadie que no sea uno mismo va a cambiar las cosas.
La resignación no lleva a ningún sitio  al menos no ayuda a descubrir nuevos oasis.


Autor: Fernando Marañon Lopez (Director de Coaching de Selekto Consultores en Recursos Humanos SAC)